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ISSN 1989-4163

NUMERO 43 - MAYO 2013

Tantas Lluvias

Javier del Sastre

EL INVENTOR DE LA NIEVE

 

Antes la nieve no existía,
Ni tenía color,
Ni tampoco textura,
Ni mucho menos
Cualquier  otra
De sus características esenciales
De nieve.

Y aunque al final
Se habría de convertir
En la gran contadora de historias
Que hoy es,
Lo cierto
Es que jamás dejó entrever
La suya.
Su propia historia.

Y es que antes
La nieve no existía
Ni tenía color
Ni tan siquiera olor y
Surgió de repente,
Sin querer,
Por una casualidad,
Casi por un lamento.

El hombre que inventó la nieve,
No sabía llorar
Y Aturdido,
Hasta el punto de enloquecer,
Como en un último intento
Subió una mañana
A lo alto de una montaña.

Escaló por encima de las rocas
Y de nuestras cabezas,
Y de las nubes y sus leones,
Por encima de los árboles,
De los mares, de los miedos,
De los soles
De los ritos
De las causas
Y de nuestras canciones.

Subió, ignorante,
Más allá de los senderos últimos
Y de las imágenes agotadas.
De los trucos, de las ruedas,
De las noches y los sistemas,
Del infierno y el torpe paraíso,
De los ciervos, de los vencejos.
Y de sus lágrimas.

Subió, y subió
Sin pensar,
Por encima de los sueños
Y de las mentiras y los consejos.
Por encima de las realidades,
De las olas y de los males.
Más alto que tu pelo,
 Que tu sonrisa
Y mis debilidades.

Allí abrió mucho los ojos,
Hasta desgarrarlos
Hasta convertirlos en cristal
En cristal y en miseria.
Allí desesperado,
Y tras perder la última esperanza
De conocer el llanto
Dejó escapar una lágrima helada.
Y el hombre
Se convirtió en muñeco de hielo.
Y la nieve apareció
De repente.

 

 

EN EL CAMINO DE JACK KEROUAC

 

Son las diecinueve
Y treinta y ocho.
Es sintomático.

Voy por una carretera
En línea recta
Muy larga.

Es tan larga
Que nunca acaba
Y ya son las diecinueve y treinta y nueve.

Anochece
Y no logro divisar mi sombra,
Ni pienso en lo que me pasó ayer.

Hay ruidos
Y también viene alguien,
De repente me encuentro conmigo.

Sin importarnos
Comenzamos a hablar
Sin apenas conocernos.

Empleamos una lengua extraña,
Tal vez extranjera
Para comunicarnos.

¿Qué quieres de mí, extranjero?
No me gusta
Encontrarte en mi camino.

Yo lo vi primero
Y he de advertirte
Que ya hace tiempo dejé de vislumbrar mi sombra.

Yo soy ave que emigra
Y nunca deja nido visible
Ni se baña en el mismo riachuelo.

Siento haberte molestado
Paseante o reflejo o carnicero
O mente deforme

Tú no eres nadie
Porque no eres capaz
De vislumbrar tu sombra entre tanta noche.

 

En el camino

 

 

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